La reacción más común ante la mención de un Seguro de Vida es generalmente de rechazo o de aplazamiento.
Nadie siente que es hora de pensar en su propia mortalidad y es muy fácil encontrar una excusa para ni siquiera considerar tal situación: “No tengo planes de morirme todavía”, “soy joven y tengo buena salud”, “mi cónyuge podrá hacerse cargo de los chicos”, “mis padres pueden ayudar”, o una un poco cruel pero bastante común también, “nadie se va a hacer rico a cuenta mía, ni va a venir otra persona a disfrutar los beneficios de mi muerte…”.
Todas estas razones son producto del desconocimiento de la verdadera razón del seguro de vida o del valor de éste.
Al contrario de la mayoría de los Seguros que ayudan a su propietario a recuperarse de un evento que le afecte directamente su economía, el Seguro de Vida es para beneficio no del dueño del seguro, sino de sus seres queridos. Muchos expertos creen que si se les llamara con diferente nombre, muchas personas los considerarían con mayor interés.
Sin importar cómo se desee llamar esta protección, el Seguro de Vida es simplemente eso, una protección económica para los seres queridos y debe considerarse prácticamente sólo cuando hay una necesidad de cuidar de la familia o de los compromisos que se han contraído.
Esto pone en el mismo nivel, tanto a quien provee el ingreso familiar, como al cónyuge que cuida de la casa y de la familia. Si dejaran de existir los aportes de uno o del otro, el sobreviviente necesitaría suplirlas de algún modo. Es tan duro para una esposa tener que salir a trabajar porque su esposo fallece, como para un esposo que queda viudo tener que cuidar de los chicos y continuar su trabajo simultáneamente.
Si bien es posible que quien sobreviva pueda hacerse cargo de la mayoría de las necesidades, seguramente no será suficiente y al final muchas cosas terminan sacrificándose. Es en este momento que contar con el apoyo de un ingreso adicional es más una tranquilidad mental que una manera de hacerse rico.
Pero aún, si nadie depende de usted, es posible que tenga interés en dejar aquello por lo que tanto ha trabajado a alguien querido o a una organización que en su nombre pueda hacer buen uso de los recursos. Por eso, muchas personas aprovechan los beneficios de un seguro de vida para crear una herencia. Y en muchos casos, hasta para poner en manos de sus herederos los medios para proteger otros legados igualmente valiosos.
Por ejemplo, a la hora de un fallecimiento, el gobierno Nacional y muchos de los estados aplican impuestos que, dependiendo de la herencia, pueden ser tan altos que un heredero sin los medios propios para pagarlos pudiera verse forzado a vender la herencia sólo para pagar los impuestos. En este caso, los beneficios de un seguro pueden servir para hacer este desembolso ineludible de los impuestos y aún así mantener la herencia sin liquidarla.
En resumen, un Seguro de Vida es un beneficio que usted obtiene para su familia y seres queridos y que le permitirá lograr alguno, varios o todos de los siguientes objetivos:
Reemplazar el ingreso que usted produce en caso de su fallecimiento.
Tener fondos para los gastos inesperados de funerales o similares arreglos.
Crear una herencia para sus seres queridos.
Hacer una contribución de caridad a la organización benéfica de su elección.
Pagar los impuestos de sucesión (de herencia y sucesiones).
Tener un instrumento financiero que le facilita ahorrar, para el evento de supervivencia a la edad alcanzada que usted determina, para una inversión planeada a futuro o adicionalmente tener préstamos en situaciones de crisis sobre el dinero ahorrado.
Piense lo que tendría que enfrentar su familia si usted no está, y cómo podría hacerles más fáciles esos momentos difíciles.
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